Juan David Morgan

La cabeza de Balboa

5/5
Novela. Alfaguara, 2021

Embustero, traidor, hipócrita, falsario, ambicioso, ladrón, eran los calificativos con los que Pedro Arias Dávila se refería a Vasco Núñez de Balboa, el “descubridor” de la Mar del Sur, ante el rey. En estos mismos términos Balboa acusaba a Pedrarias en un vaivén de misivas que, entre 1513 y 1519, daban cuenta de las disputas que se libraban en los primeros años de la conquista y colonización de tierra firme. El juicio de Pedrarias a Balboa, que el cronista de Indias Pedro Mártir de Anglería contará con todo detalle al Papa Médicis León X, es un fiel reflejo de estas batallas que se sostenían en la gobernación de Castilla del Oro.

La cabeza de Balboa es una novela “sin ficción” en la que Juan David Morgan nos traslada de la Roma renacentista al Darién, tierra ignota, selvática, que concentra el interés y los recursos, la ambición y el poder. Una historia apasionante que transcurre años antes de la llegada de Hernán Cortés a las costas mexicanas y de Pizarro al Perú.

Fragmento

—¿Sería justo decir —preguntó el Papa— que la de Balboa fue la primera elección popular llevada a cabo en el nuevo mundo?

—Con seguridad fue el primer cabildo abierto y el primer consejo elegido popularmente en tierra firme, pero debo aclarar que desconozco lo ocurrido en los territorios insulares a los que primero arribó Colón.

—Y también fue Balboa el primer alcalde electo por el pueblo y ratificado posteriormente por el monarca; el primer político, si se quiere —remarcó León X, con cierto sarcasmo.

—No lo había visto de esa manera, pero Vuestra Santidad tiene razón. Debo aseguraros, sin embargo, que la política había surgido en el Nuevo Mundo desde el momento mismo del descubrimiento.

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—¡Cuánta guerra, Pedro! —exclamó el Papa—. No recordaba que Balboa hubiese tenido que combatir tanto a los aborígenes del Darién. Más bien creía recordar de vuestras epístolas que su gran virtud había consistido en convivir en paz con ellos,

—Ambas afirmaciones son ciertas, Vuestra Santidad. Como expliqué antes, el método de Vasco Núñez consistía en demostrar primero superioridad militar para después pactar y forjar alianzas. Pero combates hubo y muy cruentos, en los que se perdieron muchas vidas españolas.

—Y de los naturales —remarcó León X.

—Sí, las de los aborígenes fueron muchas más, a pesar de que se afirma que entre todos los conquistadores fue el descubridor de la Mar del Sur quien mejor trato les dispensó.

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La mañana siguiente, con la salida del sol, reemprendieron la marcha, siempre un hombre detrás de otro. A cada paso el ascenso se tornaba más arduo por lo escarpado y empinado del terreno y, cerca del mediodía, según anotó el escribano Valderrábano en su sumario, los guías de Torecha se detuvieron para indicarle a Vasco Núñez que desde la pequeña cúspide que se alzaba frente a ellos, a escasos doscientos pasos, se podía divisar el gran mar que buscaban. Vasco Núñez pidió a sus hombres que se detuvieran y continuó el ascenso solo. Cuando llegó a la cumbre, lo vieron detenerse y mirar hacia el horizonte antes de levantar los brazos al cielo, caer de rodillas e inclinar la cabeza en gesto de oración.

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Tras un merecido descanso, Vasco Núñez mandó a hacer los preparativos para consumar la posesión del nuevo mar y el 29 de septiembre, cuatro días después del descubrimiento, acompañado de veintitrés de sus hombres, inició la marcha hacia el golfo que él había denominado San Miguel, por ser ese el día que el santoral reconoce al Arcángel jefe de los ejércitos de Dios. Al final de la mañana, vistiendo sus mejores galas y portando un estandarte en el que figuraban de un lado la Virgen y el Niño y del otro el escudo de Castilla y de León, llegó finalmente Vasco Núñez a la orilla de su mar. Allí se encontró con una lama blanda y profunda que hacía muy dificultoso caminar hasta el lugar donde en ese momento llegaba la marea. Recordó entonces que el hermano de la cacica había comentado que el mar que buscaban iba y regresaba y decidió esperar con sus hombres junto a los árboles que, hasta donde alcanzaba la vista crecían a lo largo de la orilla. Al cabo de unas horas observaron cómo iba avanzando el mar hasta que las aguas alcanzaron las raíces de la arboleda. Vasco Núñez se colocó entonces el yelmo y la coraza, entró en el agua hasta la altura de las rodillas, el estandarte en una mano y su espada en la otra, y proclamó que tomaba posesión real de aquel mar y de todas sus costas en nombre de los reyes don Fernando y doña Juana para bien de la humanidad.

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En la segunda parte del libelo, se culpaba al adelantado, y ahora también a sus cómplices, del delito más grave: el de alta traición por rebelión y alzamiento contra el rey, representado en Castilla del Oro por su virrey, Pedro Arias de Ávila, dado que habían partido para una jornada o expedición por las costas de la Mar del Sur sin contar con autorización regia, ni licencia de su virrey y teniente general, a pesar de que ya estaba agotado, desde octubre de 1518, el tiempo que este último había concedido para la fabricación de los navíos, su botadura y zarpe. Esta última acusación involucraba el delito de lesa majestad, sancionado con la pena de muerte, y en ella se incluyeron como cómplices a Andrés de Valderrábano, Hernando de Argüello, Hernán Muñoz, Luis Botello, Andrés Garabito y al presbítero Rodrigo Pérez. Después de escuchar los cargos, Vasco Núñez y los demás acusados dieron explicaciones y proclamaron su inocencia, pero ese mismo día se dictó la sentencia de muerte por degollamiento y se negó a todos la apelación ante la Corona. El enjuiciamiento había tomado menos de una semana.

—Resulta difícil creer que así ocurriera, Pedro Mártir —dijo León X, negando con la cabeza—. ¡Cuánta crueldad!

Críticas del Libro

“…Acabo de terminar la lectura del excelente libro de Juan David Morgan, La Cabeza de Balboa. Un relato ficticio enmarcado en una novela histórica de una conversación entre Pedro Mártir, cronista de indias, autor de las Décadas del Nuevo Mundo y el papa León X donde le relata los acontecimientos históricos desde la llegada de Vasco Núñez de Balboa a tierra firme como polizón, la toma por la fuerza del asentamiento de Santa María en el golfo de Urabá hoy en Colombia, el envío forzoso hacia una muerte segura del gobernador designado por el rey Diego de Nicuesa, sus aventuras saqueando pueblos indígenas aprovechando su aplastante poderío militar, en especial el uso de armas de fuego contra grupos indígenas cuevas armados de flechas y palos, el avistamiento dirigido por los guías indígenas del mar del sur, hasta su decapitación por el designado del rey gobernador de Castilla del Oro, Pedrarias Dávila en sustitución del ahogado Diego de Nicuesa.

Fascinante relato de la prodigiosa pluma de Juan David Morgan que te involucra en la historia a punto de no poder soltarla hasta finalizar el libro.

Desde que me leí El Zorro de Isabel Allende sé que aun a sabiendas de lo que pasará en el relato la forma de referir la historia es más importante que el relato mismo. En las novelas histórica es evidente que no se puede ensayar inventando hechos que se sabe ocurrieron de otra manera sin embargo es posible como es el caso de esta novela ubicar una conversación ficticia entre el papa León X y el cronista Pedro Mártir que sirva de hospedaje a toda la historia sin perder la rigurosidad histórica, aun dando una perspectiva legítima a favor del degollado.

Así Juan David Morgan no solo se refiere a los acontecimientos de Balboa y Pedrarias desde su perspectiva, sino que se aprovecha para poner en contexto que mientras se desarrollaba la epopeya de la invasión a nuestro continente por parte de los españoles, se desenvolvía a la vez la construcción de la basílica de San Pedro y Miguel Ángel esculpía la Pietá. En ese mismo momento se daba el cisma ocasionado por las críticas de Martin Lutero a una iglesia mercantilista y profundamente corrupta. Justo era el momento en que estuvieron no menos de cinco en veinte años. Fueron los tiempos de los Borgia en donde la perversión eclesiástica campeaba, los tiempos del papa Julio llamado el terrible por ser más militar que religioso y en este caso del papa León X que inició la venta de indulgencias. Esto es que se borraban los pecados a cambio de dinero. Había tarifas llamadas ataxa camarae dependiendo de la gravedad del pecado pagado directamente al vaticano. Esto fue lo que llevó a Martín Lutero a publicar las noventa y cinco tesis que determinaron ser excomulgado por el papa lo que inicia el luteranismo, la iglesia protestante….”

Felipe Argote – Economista y escritor

“…El tema Balboa versus Pedrarias tomó mucho calor en 2019, precisamente por esa predisposición que tenemos los panameños de ponernos de un bando o de otro y recuerdo que fueron varios los foros donde se profundizó en el protagonismo de ambos españoles, uno que llegó de polizón a las costas panameñas, oriundo de Jerez de los Caballeros, en la provincia de Badajoz, y Pedro Arias de Ávila, Pedrarias para muchos, segoviano, de la región de Castilla y León, que llegó a ser gobernador y capitán general de Castilla de Oro (como se nombró a Tierrafirme después de avistarse el Pacífico) desde 1514 hasta 1526 y el de gobernador de Nicaragua de 1528 a 1531, donde murió.

La cabeza de Balboa, último libro de Juan David Morgan, publicado en septiembre del año pasado por Alfaguara, es una historia necesaria para comprender cabalmente esta rivalidad y entender los hechos que se dieron durante esos frenéticos años en que los españoles llegaron a nuestro continente, no siempre a tratar bien a la población originaria, con el mandato de “cristianizarla”, que a muchos llevó a esclavizarla y en ocasiones, eliminarla por las condiciones a las que los sometían”.

Mariela Sagel – Arquitecta y crítica literaria

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1 valoración en La cabeza de Balboa

  1. admin

    Excelente Libro

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